Planta petrolera “pasa” de hidrocarburos al oxígeno para salvar Iquitos

En el corazón de la selva peruana los operarios de la planta petrolera de Trompeteros trabajan febrilmente para producir un nuevo componente literalmente vital para la región de Loreto: oxígeno, cuya escasez traza la línea entre la vida y la muerte de miles de enfermos contagiados del COVID-19.

Con centenares de enfermos que sólo pueden salvarse de morir en los colapsados hospitales de la zona si reciben oxígeno, tal y como desde hace días reclaman con angustia sus autoridades sanitarias, llevar la preciada molécula de O2 para su uso médico está siendo un desafío enorme que “con orgullo” han asumido los trabajadores petroleros de la planta operada por Pluspetrol Norte.

Aprovechando material e infraestructuras paralizadas desde que el 18 de abril la empresa cesara su producción, los empleados de Trompeteros están produciendo oxígeno medicinal que trasladan en barco a los hospitales de Iquitos, capital de Loreto y la mayor ciudad del planeta a la que no se puede llegar por carretera.

Oxígeno industrial adaptado

Esta pandemia nos pegó a todos, y en Loreto fue doble, porque es una región difícil de llegar, solo hay avión o río. Cuando el COVID-19 empieza a pegar duro, quisimos apoyar. Donamos primero material de bioseguridad, pero al hablar con el director regional de salud y preguntar qué necesitaban, nos dijeron que la prioridad en todos los casos era el oxígeno”, relató Jorge Novoa, gerente de asuntos comunitarios de Pluspetrol Norte.

Y así, la respuesta se dio de forma inmediata, porque en la planta de Trompeteros, al cuidado del pequeño retén de técnicos y trabajadores encargados de mantener el lugar después de que la empresa evacuara a la mayor parte del personal para evitar contagios, había una pequeña planta de oxígeno industrial dispuesta para ser adaptada.

“Aquí en producción teníamos una planta, que se usaba para las labores de mantenimiento industrial, soldaduras, cortes, temas metálicos…Nos pusimos a pensar cómo producir oxígeno medicinal con un equipo industrial y nuestros proveedores nos indicaron que sólo había que hacer un recalibrado de los equipos, para lo que hacían falta técnicos”, recordó Novoa.

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